El actor estadounidense es uno de los más famosos en la actualidad y ya se encuentra entre los más laureados del mundo cinematográfico
Si te gusta el cine, te gusta Will Smith. Si te gustan las películas cómicas, te gusta Will Smith. Si te gustan las películas más emotivas, te encanta Will Smith. Y es que no hay ser humano en la tierra que no conozca al actor norteamericano, no por sus innumerables reconocimientos, sino por su filmografía tan heterogénea. Lo mismo lo tenemos de policía secreto, como en Men In Black, como un adolescente de lo más risueño en una serie de barrio; sus dotes como actor no los tiene cualquiera. Si te gustó 7 Almas, seguro que no te has perdido En Busca de la Felicidad o Belleza Oculta. No hay película en la que no aparezca o que no haya protagonizado el bueno de Will. Siempre ha sabido cómo sorprendernos, aunque no puede esconder que donde se siente más cómodo es en el rol de personaje cómico. El Príncipe de Bel Air fue donde despuntó, pero fue en Soy Leyenda donde más nos sorprendió. También lo supo hacer en Hancock o Yo Robot, donde pasó a un personaje mucho más serio, incomprendido y frustrado ante la incomprensión del resto.
Otra de sus grandes facetas como actor ha sido la de mantenerse físicamente con los años. La evolución de Will Smith es más que admirable, es digna de estudio. Desde sus primeros años detrás de la gran pantalla con un torso delgado, hemos visto cómo su cuerpo ha ido acercándose con el paso del tiempo a lo que sería un amante de las pesas. Su masa muscular creció y sigue manteniéndose a sus 53 años a un nivel espectacular, fuera de lo común. Es cierto que sus papeles protagonistas no le han exigido un cambio físico demasiado radical, pero sí que es meritorio su mejora. Todo esto hace que estemos hablando de uno de los mejores actores de todos los tiempos. Alejado de las polémicas y encaminado a seguir sumando producciones y éxitos junto a su hijo Jaden, quien sigue sus pasos y heredará un apellido con mucho peso.