Te desvelamos los comienzos de uno de los personajes más famosos de la historia de las series animadas.
Quien no conoce al dúo Charlie Brown-Snoopy es porque no ha hablado nunca con sus padres o sus abuelos de la infancia que pasaron frente al televisor. El fenómeno Peanuts, conocido mundialmente, es historia del mundo animado y de las series.
Todo se remonta a 1950, concretamente al 4 de diciembre, cuando nuestro fiel amigo debutó justo dos días después de haber comenzado la serie. Su creador, Charles Schulz, iba a llamarlo “Sniffy”, pero cambió de idea finalmente al conocer que ya había sido utilizado en otra obra del mismo género cómico.
En esos primeros pasos de Snoopy en el mundo, sus acciones y actitudes guardaban mayor similitud con la de un perro real, ya que caminaba a cuatro patas y nunca llegó a hablar. Sin embargo, su participación se hacía necesaria y decidieron que tendría actitudes más ‘humanas’. Entre estas facultades no sólo encuadramos la de comunicar pensamientos a los lectores de los cómics, sino el de poder entender todo lo que hablaban los humanos y el llegar a padecer claustrofobia en su propia caseta, algo que le llevó a dormir encima del tejado y que conformó una escena que todo el mundo ya conoce.
Una de las mayores aficiones de Snoopy es mantener conversaciones largas y profundas con Woodstock, quien escucha sus mayores sueños y reflexiones. Unos sueños que son protagonistas de las tiras cómicas, ya que nuestro amigo siempre soñaba a lo grande y en situaciones de lo más llamativas como ser piloto de avión en la Primera Guerra Mundial. Un hecho que nos teletransportaba a nosotros mismo a esos lugar y a esas situaciones de las cuales nos hacía partícipes con su lectura en aquellos años. Desde entonces se consolidó como el personaje de la franquicia junto a Charlie Brown, llegando a centrar la mayor parte de las historietas en él. Un legado que muy pocos han conseguido después de tantos años
