En 2017, Netflix sacó una adaptación de la mítica serie japonesa, Death Note, con un casting muy prometedor. Nat Wolff (Light Turner), Lakeith Stanfield ("L"), Margaret Qualley (Misa o Mia) y Willem Dafoe (Ryuk) eran algunos de los actores protagonistas del filme. Hasta ahí todo bien. El problema llega de la mano de su director Adam Wingard, que ha sido criticado por muchos por no haber sabido hacer honor a este famosisimo anime.
En la historia original , el protagonista Light Yagami, un estudiante atormentado, encuentra un cuaderno llamado “Death note” con el que tiene la capacidad de matar a las personas si escribe sus nombres en el cuaderno a la vez que piensa mentalmente en ellos. Light o Kira, como se hace llamar, pretende utilizar estos poderes para matar a todos los criminales del mundo. Aquí entra un conocido detective con el misterioso nombre de “L” que pretende pararle los pies a Light. En la película de Netflix la trama es parecida pero cambian muchos aspectos de los personajes. Light se convierte en un salvador incomprendido, cuando en realidad es medio héroe medio psicópata. “L”, al que cambian de raza sin ser esto un elemento especialmente importante, lo destacan más por sus rarezas -la forma de sentarse o de comer- que por su inteligencia innata que es en realidad la esencia del personaje.
Los fans de la serie critican sobre todo que en la película se ha perdido la esencia del anime, pues parece que su director no acabó de decidir a qué público se estaba dirigiendo. Desde luego no está hecha para fans de Death Note, porque se tergiversa la historia y a los personajes, cuando lo que los seguidores quieren ver es una fiel reproducción de la serie. Por otro lado, tampoco ha conseguido cautivar a aquellos ajenos al anime, ya que sigue resultando una película bastante mala. Como siempre se ha dicho, “teta y sopa no cabe en la boca”. Así es que Netflix aplícate el cuento, que no queremos ver más animes destrozados en tu plataforma, como ya se hizo con Dragon Ball.
La conocida plataforma Filmaffinity le otorga nada más y nada menos que un 3,5 de nota media a la película, demostrando que los frikis de Death Note no estamos contentos con esta adaptación.
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